DOLOR CRÓNICO



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DOLOR CRÓNICO
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Se considera un dolor crónico al que dura más de 6 meses y que no responde a las terapias habituales para su control, como las cirugías, los medicamentos, el reposo, la fisioterapia u otros medios y por lo mismo los médicos consideran que ya no es un síntoma, sino una enfermedad en sí.

En Estados Unidos se calcula que la mitad de la población sufre de dolor crónico en alguna parte de su cuerpo y en México se cree que la cifra puede ser igual.

El dolor crónico puede durar años y ocasiona graves daños en la calidad de vida de la persona y aunque muchas enfermedades producen dolor por el daño en los órganos que afectan, el síndrome de dolor crónico carece de causa física identificable y este se declara con tal, cuando el enfermo se somete a exámenes de todo tipo y aparentemente no hay una causal que lo justifique.

El dolor puede haber surgido a raíz de un traumatismo leve o de un procedimiento quirúrgico, pero continúa mucho tiempo después de que el paciente “ha sanado” o ha sido dado de alta por el médico.

Entre los dolores crónicos más frecuentes están el de cabeza y el de espalda.

Muchos estudios realizados establecen un vínculo con un mecanismo psicológico llamado somatización, en el que los estados emocionales se manifiestan en padecimientos orgánicos y algunos lo han relacionado con situaciones de ansiedad, depresión o malestar emocional.

Independientemente de cual sea el origen de la enfermedad o de si se encuentra un motivo orgánico que lo provoque, la vida de quien lo padece se afecta, se deteriora la capacidad para estudiar, trabajar, establecer relaciones sociales y dormir adecuadamente. Los sentimientos de desesperanza y desamparo producen mucho estrés y llevan a la depresión y al aislamiento, lo que provoca también que la relación familiar se afecte y las demandas del enfermo lleguen a fatigar, enojar o desesperar a los familiares.

El dolor crónico es una preocupación en la salud pública, de tal forma que ya existen en muchos lugares clínicas del dolor y médicos especialistas en atender este problema, cada vez más creciente.

El tratamiento debe darse bajo un enfoque integral que incluye medicamentos, terapias, técnicas de relajación, quiropráctica, motivación hacia cambios conductuales, ejercicios físicos, masajes y en algunos casos hipnosis o estimulaciones eléctricas y cuando llegan a ser muy severos, hasta el internamiento de los enfermos para poder administrar medicamentos más potentes.

El dolor crónico puede ser ocasionado por artritis, bursitis, tendinitis y otros padecimientos inflamatorios, neuropatía postherpes zoster, parálisis de Bell, neuropatía diabética, síndrome de túnel carpiano, cáncer, efectos postquirúrgicos con lesiones en nervios y otros, pero en todos los casos es conveniente buscar ayuda adecuada y especializada para controlarlo y mejorar la calidad de vida ya que un dolor continuo y sistemático puede llevar a la depresión, al aislamiento y muchas veces al suicidio.

Referencia: Guía de la Clínica Mayo sobre dolor crónico.