ESTRÉS POSTRAUMÁTICO



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ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
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Independientemente del estrés originado por situaciones cotidianas, existe un trastorno conocido como estrés postraumático, que aparece después de haber experimentado de cerca, ser testigo o haber vivido algún evento traumático.

De acuerdo con la Asociación Mexicana para la Ayuda Mental en Crisis, un evento traumático, es "aquel suceso que por su gran impacto bloquea las habilidades naturales de una persona o grupo de personas, produciendo crisis y desencadenando síntomas adversos".

Estos eventos en general, son tan repentinos y poderosos que rebasan la capacidad para comprenderlos y poderlos manejar de forma sencilla y pueden desencadenar estados de depresión y diversas enfermedades físicas y mentales.

Pueden ser desastres naturales o provocados por el hombre, guerras, terrorismo, amenazas para la propia vida o la de los seres queridos, violación, secuestro, robo, abuso sexual, enfermedades graves o accidentes, pérdida del patrimonio o de algún ser querido, sobre todo de los padres, abandono o suicidio de alguna persona cercana.

Cualquiera de estos eventos, pueden afectar a niños y niñas de todas las edades, y si no es atendido es capaz de conducir a problemas en la adolescencia y en la edad adulta con resultados muy negativos, que los lleven a desarrollar adicciones, abandonar el hogar y los estudios, cometer actos delictivos o recurrir al suicidio como una forma de escape a los problemas no solucionados y / o atendidos a tiempo.

En estas situaciones los síntomas surgen de inmediato o poco después del trauma y pueden persistir o resurgir periódicamente. Entre ellos están: sueños recurrentes y angustiosos del suceso, angustia psicológica o reacción física intensa al ser expuestos a sucesos que simbolizan o se asemejan a un aspecto del evento traumático, excitación, dificultad o capacidad para quedarse dormidos fácilmente, irritabilidad o explosiones de ira, problemas para concentrarse y temor.

Aunque en algunos niños estos síntomas pueden pasar pronto o aparenten pasar, siempre se recomienda la ayuda sicológica, sobre todo en caso de que estos signos no desaparezcan o, por el contrario, se agraven. Es mejor invertir en la solución de un problema a tiempo, que esperar a que sus manifestaciones futuras sean incontrolables y pongan en riesgo la vida.