HERPES GENITAL



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HERPES GENITAL
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El herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual de tipo ulcerosa que afecta la piel o de las mucosas genitales o anorrectales. Es ocasionada por el virus herpes simple tipo 2, aunque en algunos casos también lo ocasiona el tipo 1.

La transmisión del virus se produce por contacto directo de la piel o de las mucosas, con secreciones infectadas y aparece de dos a siete días después del contacto sexual con una pareja infectada y los primeros síntomas son prurito (ronchas) irritación y ardor en la vulva, vagina y en la zona anal, acompañado de úlceras o ampollas que son muy dolorosas.

Los síntomas empiezan con comezón o ardor en el área infectada y después aparecen pequeñas ampollas o úlceras que la romperse forman lesiones húmedas sobre la piel enrojecida.

Estas lesiones contienen grandes cantidades del virus y pueden aparecer en los glúteos, muslos, caderas, dedos y ojos, como resultado de la diseminación y autoinoculación del virus.

También se manifiesta con dolor de cabeza, malestar, dolores musculares y en ocasiones aumento de la temperatura además de inflamción de los ganglios de las ingles.

Las personas homosexuales o que practican el sexo anal, pueden presentar también lesiones en el recto.

Después de unos días se revientan, se secan y desaparecen, pueden provocar fiebre, dolor al orinar, inflamación de los ganglios linfáticos y malestar general y al cabo de unos días se convierten en úlceras cutáneas poco profundas que duran de una a tres semanas.

El diagnóstico se hace mediante exploración y análisis de laboratorio de las células de la vagina.

La transmisión es básicamente por medio de las relaciones sexuales y es recomendable evitar todo contacto, incluso utilizando preservativo) cuando hay vesículas o heridas en la vulva, ano o boca. Aunque no se ha comprobado bien, no se descarte el contagio en inodoros públicos que han sido utilizados por personas enfermas.

El herpes se produce por un virus y por lo tanto no existe curación total, siempre permanece latente, por lo que aunque las vesículas desaparezcan en unas semanas, el virus sigue presente en el organismo y puede brotar de vez en cuando.

Los síntomas pueden tratarse con medicamentos antivirales para disminuir las molestias y hacer menos dolorosas las vesículas.

Si se agrava puede complicarse. Durante el embarazo se eleva el riesgo de aborto o parto prematuro. El herpes sistémico puede ocasionar retraso mental, deterioro neurológico y hasta la muerte.

Cuando el parto coincide con una fase aguda, el ginecólogo suele hacer una cesárea para evitar que el niño se contagie al pasar por el canal vagina ya que puede ocasionarle ceguera.

El estrés ocasiona una baja de defensas y puede favorecer el desarrollo de nuevos brotes.

La diseminación de virus afecta sobre todo a personas con deficiencias en su sistema inmunológico, es decir con bajas defensas y puede ocasionar daños en los pulmones, riñones, hígado, articulaciones y otras partes del cuerpo.

Aunque no existe cura para el herpes y las llagas tardan en sanar y vuelven a aparecer, con un tratamiento médico adecuado, se puede controlar la enfermedad para que el dolor y las molestias sean menores.

IMPORTANTE El contenido de esta nota es informativo y no suple el diagnóstico médico, por lo que no nos hacemos responsables sobre su uso.