NEUROMA DE MORTON
NEUROMA DE MORTON
Información restringida.
Los pies están dotados de cientos de terminaciones nerviosas que permiten sentir placer o dolor y que transmiten al cerebro señales de alerta ante cualquier situación o elemento que pueda ocasionar daños
a
la salud y
a
la vida.
Estas terminaciones nerviosas también transmiten las órdenes para los movimientos del pie y se localizan en
cada
parte, en y entre
cada
hueso, articulación y músculo.
En ocasiones, se forman tumoraciones del nervio que recorre el espacio que existe generalmente entre el tercero y cuarto otejo del pie, es decir en donde terminan de forma visible los dedos y empieza la
planta
del pie en un espacio llamado intermetatarsal provocando lo que se conoce como Neuroma de Morton o neruoma intermetatarsiano, que produce un dolor intenso cuando es aprisionado por lo huesos metatarsianos.
Sin embargo, ahora se cree que la lesión no es una proliferación tumoral del tejido nervioso y sí una debilidad de los ligamentos de esa área.
El Neuroma de Morton se manifiesta por dolores intermitentes al caminar, que
cada
vez van siendo más constantes y molestos y en ocasiones incapacitantes. Aunque todavía hay mucha controversia de si el dolor se origina cuando el nervio es pellizcado por lo huesos del metatarso al caminar o por la debilidad de un ligamento, lo cierto es que al retirar el zapato y frotar el pie en el suelo, el alivio es inmediato, lo que daría para pensar en que la “liberación”, del nervio o ligamento ocasionan el alivio.
Para el tratamiento del Neuroma de Morton, se utilizan medicamentos antiinflamatorios, inyecciones de cortisona, el uso de almohadillas debajo de la
planta
del pie para separar los huesos y como último recurso, debe efectuarse una cirugía por un cirujano neurólogo especializado.
Entre los síntomas de un Neuroma de Morton están:
Dolor agudo al caminar,
a
veces sorpresivo y que produce entumecimiento, hormigueo y ardor.
Sensación de tener algo en la base de los dedos que está provocando presión en una zona determinada.
Este problema puede originarse por el uso de zapatos de horma angosta, tacones muy altos o por caminar en exceso y los síntomas duelen desaparecer temporalmente cuando se retira el zapato y se frota el pie
contra
el suelo o se masajea el pie.
También puede originarse en personas que padecen juanetes, dedos de martillo o pie plano o en atletas que corren mucho o realizan juegos de raqueta, además también se generan por algún traumatismo o golpe.
Sin embargo poco
a
poco se van presentando con mayor frecuencia hasta hacerse permanentes y los dolores van siendo incapacitantes para caminar largas distancias, manejar, brincar o bailar.
Para diagnosticarlo adecuadamente, se tiene que realizar un examen físico manipulando el pie y antes de llegar
a
una cirugía, que no
siempre
tiene los resultados esperados, se deben agotar otras alternativas como:
Uso de plantillas
u
otro artículo ortopédico, que soporte el arco metatarsiano y reduzcan la presión en los nervios.
Colocación de hielo en la zona adolorida para reducir la inflamación.
Cambiar el calzado y usar uno cómodo, de tacón bajo y amplio en la punta.
Uso de antiinflamatorios no esteroides para reducir el dolor y la inflamación.
Inyecciones de cortisona aplicadas directamente sobre el neuroma.
La cirugía solamente deberá proponerse cuando las otras alternativas hayan fallado, y puede hacerse con dos finalidades: una remover el nervio afectado y otra quitarlo.
La recuperación de la cirugía requiere de muchos cuidados, sobre todo de no utilizar el pie hasta que
haya
cicatrizado perfectamente la herida y aplicar de inmediato métodos de terapia que según la indicación médica pueden incluir hidroterapia, láser, diatermia y otras que eviten la formación de tejido fibroso.
Es muy importante no recurrir
a
la cirugía como primera instancia y pedir la opinión en tal caso
a
ortopedistas, neurólogos y cirujanos plásticos.
IMPORTANTE El contenido de esta nota es informativo y no suple el diagnóstico médico, por lo que no nos hacemos responsables por su uso.