PIERNAS INQUIETAS



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PIERNAS INQUIETAS
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Cuando una persona no se encuentra cómoda sobre todo durante la noche o ha permanecido sentada durante varias horas, siente un impulso irresistible de mover una o ambas piernas, lo que si se convierte en un hábito diario, no permite el descanso adecuado.

El Síndrome de Piernas Inquietas o acromegalia, es un trastorno neurológico que puede manifestarse también cuando la persona está sentada, pero cuando se presenta durante la noche se convierte en un trastorno del sueño siendo una de las causas de insomnio más frecuentes.

Empieza a padecerse desde la infancia de forma esporádica y se hace más latente en mayores de 40 años. Ocurre con mayor frecuencia en aquellas que sufren de fibromilalgia, y que produce un impulso de moverlas por sentir sensaciones desagradables como si: algo se deslizara en sus piernas como una insecto o animal, hormigueo, sensación de frío o de calor extremo, tirantez y / o dolor.

Por regla general, estas sensaciones se experimentan en situaciones de reposo y se alivian con el movimiento. Se manifiestan principalmente en la pantorrilla, aunque a veces afecta los muslos y los tobillos y se presenta sobre todo en el momento de conciliar el sueño, lo que hace muy difícil el descanso. Hay además una variante que ocasiona movimientos involuntarios en la pierna, lo que interrumpe el sueño.

No se conoce la causa, pero hay estudios que han identificado en los enfermos, problemas con el transporte de hierro al cerebro y de forma secundaria con alteraciones en la síntesis de determinados neurotransmisores, como la dopamina.

Los síntomas, que se presentan con mayor frecuencia durante las últimas horas del día y por la noche, cuando las personas van a dormir obligan a los enfermos a: estirar o doblar las piernas, tener la necesidad de frotarlas continuamente, sacudirse o dar vueltas en la cama, necesidad de levantarse y caminar.

El principal problema, dado que la enfermedad en sí, no es grave, es la reducción de las horas de sueño y descanso que deterioran mucho la calidad de vida de quienes la padecen. Cambios de carácter, problemas emocionales, irritabilidad, improductividad, cansancio y fatiga durante el día, son algunos de los efectos de no dormir y descansar adecuadamente.

El diagnóstico se establece cuando el enfermo acude al médico por cansancio y por no poder dormir y descansar bien.

Para corroborarlo y descartar otro tipo de problemas, se realizan exámenes físicos y neurológicos entre los que están: análisis de sangre y de orina y una electromiografía, estudio que permite medir la actividad eléctrica muscular.

A veces se recomienda acudir a un laboratorio del sueño donde el paciente es supervisado por medio de dispositivos electrónicos y observado por especialistas del sueño.

El tratamiento puede incluir medicamentos utilizados para trastornos convulsivos y benzodiacepinas, que si bien inhiben el sistema nervioso central, nunca deben administrarse sin supervisión médica o cuando se están tomando tranquilizantes, pastillas para dormir o bebidas alcohólicas, porque la combinación puede producir una sobredosis. El uso de estos medicamentos durante un tiempo prolongado también puede causar farmacodependencia.

IMPORTANTE: El contenido de esta nota es informativo y no suple el diagnóstico médico, por lo que no nos hacemos responsables sobre su uso.