SINUSITIS INFANTIL



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SINUSITIS INFANTIL
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Durante los primeros meses de vida, la mayoría de los bebés se mantienen generalmente sanos, gracias a los anticuerpos que recibieron de su madre y a los que reciben por medio de la leche materna, además de que empiezan a desarrollar su propio sistema inmunológico.

Posteriormente y hasta los 5 años de edad, todos los niños y niñas suelen tener una serie de infecciones, algunas de ellas tan leves que no presentan sintomatología y otras que se manifiestan como alguna enfermedad respiratoria, de tal forma que se calcula que normalmente sufran de entre 6 y 10 infecciones por año.

De éstas, las más frecuentes son las respiratorias y se calcula que alrededor del 10% de ellas se llegan a complicar ocasionando una sinusitis aguda, que es una enfermedad infecciosa que se origina en los senos faciales.

Hay cuatro grupos de senos paranasales: Los frontales, situados por arriba de los ojos, los etmoidales, en el área de las mejillas, los maxilares, ubicados en ambos lados de la nariz y que se extienden por debajo de las mejillas y los esfenoidales, delante de los oídos.

Los senos paranasales forman un grupo de espacios aéreos comunicados con la nariz, que se encuentran en los huesos que conforman la cara.

Los senos maxilares y los etmoidales pueden infectarse desde el nacimiento, mientras que los senos esfenoidal y frontal se llegan a infectar solamente entre los 3 y los 6 años.

Estos espacios, se llenan de secreciones durante casi todas las infecciones respiratorias agudas y se vacían cuando la infección cede, sin embargo, cuando esto no sucede se desarrolla una sinusitis, generalmente cuando la infección ha durando por más de 10 días. Los principales síntomas son ojos hinchados, dolor de cabeza, mal aliento y fiebre. La secreción nasal se presenta como espesa y blanca en forma de pus, la tos es húmeda y empeora durante la noche.

Entre los factores que predisponen la sinusitis, están las alergias, los contaminantes ambientales, la disminución de las defensas inmunológicas, las infecciones frecuentes y mal tratadas y la dificultad para drenar la nariz adecuadamente, lo que puede suceder por la desviación del tabique nasal o por la presencia de cuerpos extraños dentro de la nariz.