CÁNCER DE COLON Y RECTO



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CÁNCER DE COLON Y RECTO
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El cáncer colorectal ocupa uno de los primeros lugares como causa de muerte entre la población mexicana. Puede afectar a cualquier persona, sobre todo mayores de 50 años y en general, las mujeres tienen una mayor índice de incidencia que los hombres.

El colon es parte del intestino grueso que a su vez es parte del aparato digestivo, encargado de procesar los alimentos para que sus nutrimentos puedan ser aprovechados por el organismo. El colon, forma la principal sección del intestino grueso, órgano encargado de formar la materia fecal con los restos de alimentos no utilizados por el cuerpo.

El cáncer del colon se origina cuando se forman células malignas o cancerosas en sus tejidos abarcando también el recto y el esfinter anal. Es un padecimiento de larga evolución y cuando se detecta tempranamente tiene muchas posibilidades de curación.

Entre los principales factores de riesgo están:

La genética, ya que existe un gen que lo ocasiona en uno de cada 7 casos.

El tener antecedentes familiares de cáncer de colon y recto.

La acumulación de materia fecal en colon y recto, que facilitan la proliferación de antígenos cancerosos que estimulan la formación de pólipos o sea de tumoraciones que pueden malignizarse y transformarse en neoplasias malignas.

La edad, ya que afecta más a personas mayores de 50 años.

Dieta alta en contenido de carne y grasas animales y deficiente el fibra.

Antecedente de pólipos en el colon.

Enfermedades inflamatorias del intestino.

Antecedentes de colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.

Obesidad o sobre peso.

Tabaquismo y alcoholismo.

Sedentarismo, es decir no hacer ejercicios todos los días.

El padecer otro tipo de cáncer como el de mama, endometrio, útero y / o ovarios en las mujeres y el de próstata en los hombres.

Entre los principales síntomas y signos, que también pueden ser de otras enfermedades, están:

El cambio en los hábitos de deposición, estreñimiento, diarreas, etc.

Formación de pólipos o tumoraciones hacia la membrana mucosa.

La presencia de sangre en la materia fecal, ya sea fresca de color rojo muy vivo o seca de color muy oscuro.

Diarrea, estreñimiento, o sensación de que el intestino no se vacía completamente.

Heces más delgadas de lo normal.

Incomodidad y dolor abdominal frecuente ocasionado por la presencia de gases.

Hinchazón, sensación de saciedad estomacal e intestinal.

Calambres.

Pérdida de peso sin razón aparente.

Pérdida del apetito.

Cansancio y fatiga permanente.

Náuseas y vómitos.

IMPORTANTE. El contenido de esta nota es informativo y no suple el diagnóstico médico, por lo que no nos hacemos responsables sobre su uso.