DISTONÍA



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DISTONÍA
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Por lo menos uno de cada 3, 000 individuos es diagnosticado como portador de Distonía. Las deficiencias físicas a las que se ven sometidas las personas afectadas por trastornos en el control normal del movimiento y del tono de los músculos pueden ir desde la incapacidad para escribir e inhabilidad para hablar, hasta invalidez y ceguera.

La distonía es un síndrome neurológico caracterizado por movimientos involuntarios repetitivos, ocasionados por la contracción de músculos opositores de una o varias partes del cuerpo, lo que genera movimientos involuntarios, posturas anormales y mucho dolor.

Entre las distonías mas conocidas se encuentran el tic del ojo o blefaroespasmo y la distonía cervical o tortícolis, que su prevalencia estimada es de 300 casos por cada millón de individuos.

Las distonías, como la tortícolis y los tics severos, son desórdenes del movimiento en los que contracciones sostenidas causan movimientos repetitivos, posturas anormales y torsiones. “Es grave que el común de las personas piensen que la distonía es un mal menor, pero de no tratarse correctamente puede ocasionar problemas a futuro en el ámbito físico y psicológico de los pacientes”, asegura la Dra. Minerva López, Neuróloga del Hospital General.

Los individuos afectados padecen patrones de movimientos repetitivos, clónicos o posiciones tónicas anormales continuas de la cabeza; esto además de ser doloroso afecta directamente en la autoestima y seguridad de la persona orillándolos a comportarse de manera retraída y ajena a la sociedad.

A pesar de la creencia generalizada de que el blefaroespasmo, que es el cierre involuntario y repetitivo del párpado y es comúnmente conocido como tic del ojo, es un mal menor, muchas personas que la padecen se consideran funcionalmente ciegas, porque el tic les impide mantener los ojos abiertos. Este problema es generalmente progresivo y se presenta con mayor frecuencia entre los 40 y 60 años, estimándose que la incidencia es, aproximadamente, de un caso por veinticinco mil individuos.

En 1993, la SSA aprobó el uso de la toxina botulínica como tratamiento seguro y eficaz para todo tipo de distonías.