FRACTURAS
FRACTURAS
Información restringida.
Fracturas.
Las fracturas son la rotura, parcial o total, de los huesos.
En el cuerpo humano hay 206 huesos que, articulados entre sí, forman el esqueleto.
Los huesos no sólo sirven para prestar una palanca y sostén
a
nuestros movimientos, sino que también constituyen un armazón protector de órganos y aparatos delicados:
El cráneo y el raquis protegen el encéfalo y la médula espinal.
La órbita encierra y protege el globo ocular.
La caja torácica defiende de violencias traumáticas el
corazón
y los pulmones.
Huesos, articulaciones y músculos constituyen una unidad funcional, y en ésta, el hueso tiene como principal misión la de sostén.
Complicaciones.
Dada la gran variedad de posibles fracturas, es imposible listar todas las posibles complicaciones.
Las más específicas son:
Embolia grasa (por fractura de fémur)
Colapso (shock) neurogénico (por fracturas de espalda)
Pérdida de extremidades.
Pronóstico.
Muy variable.
Diagnóstico y tratamiento.
Diagnóstico.
Tras cualquier accidente, hay que considerar, hasta que no se demuestre lo contrario, que puede haber fracturas óseas.
Sospeche una fractura cuando aprecie abultamiento, ángulos anormales, falta de simetría (comparando ambas) o imposibilidad de mover una extremidad.
Sospeche una fractura cuando el accidentado se queje de dolor intenso o presente una herida importante sobre una zona ósea.
Si el paciente está inconsciente, deberemos presuponer que tiene alguna fractura en la espalda o
cabeza
hasta que estas se descarten.
Las radiografías sencillas son el método diagnóstico por excelencia.
En algunas circunstancias especiales, debe recurrirse
a
otras técnicas de imaginería para precisar las lesiones, sobre todo en pelvis, cuello y
cabeza
, como el escáner (
T
.
A
.
C
. y la R. M. N.
Tratamiento.
El tratamiento de las fracturas, consistente en reducción (reubicación de los pedazos en su sitio)
e
inmovilización, es toda una especialidad médica, la traumatología, y puede ser muy complejo.
Aquí daremos unas normas para la atención inicial de los pacientes que facilitarán el tratamiento definitivo posterior:
Debemos actuar con serenidad sin exponer al accidentado o
a
nosotros mismos
a
un nuevo peligro.
Ante la sospecha de una fractura, hay que avisar lo antes posible
a
los servicios médicos.
Tenga
siempre
en cuenta que, aunque para que se produzca una fractura en una persona joven hace falta una fuerza importante, en una persona anciana puede
bastar
una caída o tropezón.
El tratamiento debe realizarse en el lugar en el que se encuentra el accidentado,
a
no ser que exista un peligro inmediato:
En tal caso, debemos retirarlo sosteniendo antes la parte lesionada con ambas manos por delante y por detrás o por arriba y por abajo de la lesión, evitando cualquier movimiento innecesario.
Esta inmovilización provisional será suficiente mientras otra persona lo traslada.
Si se trata de una fractura abierta, debemos cubrirla con un apósito estéril o con un pañuelo limpio antes de inmovilizarla.
La inmovilización de la zona lesionada debe abarcar el hueso roto y las articulaciones adyacentes: usaremos las partes del cuerpo que estén sanas (el tronco, la otra pierna)
u
objetos rígidos (tablillas, tubos de cartón, ramas) y lo sujetaremos por medio de vendas, tiras de trapo o cinturones, teniendo cuidado de no apretar demasiado la venda.
La sujeción debe ser firme sin comprometer la circulación por debajo de la lesión.
Nos fijaremos en el color de la piel y en si está
caliente
.
Si palidece o se enfría (en miembros, en comparación con el otro) deberemos aflojarla.
El traslado del herido debe realizarse en un vehículo adecuado ya que, si no fuera así, podríamos agravar la fractura
u
originar lesiones internas de carácter muy grave.
Es muy importante tener en cuenta que si la fractura es en el cráneo o en la columna vertebral, no debemos mover
a
la víctima:
En caso contrario, podríamos provocar lesiones en el cerebro o en la médula espinal.
Si no queda más remedio que moverlo, se hará "en bloque" con la ayuda de varias personas que movilicen al unísono distintas partes del cuerpo para que este se mueva como una tabla.
Si no es imprescindible, espere
a
los servicios de auxilio, ya que ellos llevan unas tablas rígidas ("palas")
a
propósito para estas maniobras.
Algunas fracturas requerirán tratamiento quirúrgico inmediato, otras tratamiento quirúrgico diferido, otras sólo tratamiento ortopédico.
Factores de riesgo.
Conducción de vehículos (los peatones sufren proporcionalmente muchas fracturas menos, aunque sean más graves cuando son atropellados)
Deportes de riesgo o de contacto.
Actividad laboral.
Las mujeres postmenopáusicas y
hombres
muy mayores, presentan una resistencia muy disminuída en sus huesos, por lo que traumatismos poco intensos pueden producirles fracturas importantes.
Prevención.
Conducir con precaución, empleando las defensas
a
nuestro alcance (lo que además es obligatorio) Cinturón de seguridad y casco.
Ajustar los reposacabezas y conducir con la
cabeza
apoyada en ellos.
Respetar las señales de tráfico y las normas de seguridad vial, especialmente las limitaciones de velocidad.
Los peatones deberán circular
siempre
por la izquierda y atendiendo al tráfico en carretera, y no se fiarán de las reacciones de los conductores.
Emplear las protecciones específicas de
cada
deporte de riesgo o contacto (cascos, espinilleras,
En el medio laboral, respetar las indicaciones de seguridad, no anular los dispositivos de seguridad (interruptores, barandillas, emplear los equipos de protección individual precisos (cascos, arneses, y mantener el orden y la limpieza en el lugar de trabajo.
Las mujeres postmenopáusicas extremarán el cuidado.
Signos y síntomas.
Las señales específicas que nos hacen sospechar una fractura son:
Dolor intenso en la zona de la lesión.
Hinchazón o deformidad, más aparentes en las extremidades.
Dificultad o imposibilidad de mover la parte lesionada.
También pueden aparecer signos y síntomas por la lesión de otras estructuras, bien por el traumatismo o bien por el hueso al desplazarse sus pedazos:
Colapso (shock) circulatorio, ante la lesión de un vaso importante.
Colapso (shock) neurogénico en las afectaciones de la médula espinal.
Anestesias o paresias (falta parcial de sensibilidad) cuando se lesiona un tronco nervioso sensitivo; o parálisis cuando es motor.
Causas.
Los huesos ofrecen resistencia
a
todas las clases de fuerzas que sobre él actúan (presión, tracción o torsión)
Cuando alguna de ellas sobrepasa las propiedades elásticas del hueso se produce la fractura.
Si se debe
a
una fuerza directa, se produce la fractura en el punto del impacto. Por el contrario si la fuerza es indirecta, la fractura se produce
a
cierta distancia.
Apoyados en los huesos o en su proximidades, hay vasos sanguíneos, nervios y órganos vitales. Por esta razón, ante una fractura debemos actuar con precaución, para prevenir otros daños que podrían producirse al realizar movimientos innecesarios.
Aún cuando existen múltiples formas de clasificar las fracturas, vamos
a
recordar la que las divide en:
Fracturas cerradas:
la piel que rodea la lesión está íntegra; al estar cerrada, protege
contra
una posible infección.
Fracturas abiertas:
se pierde la solución de continuidad de la piel, por donde puede sobresalir el extremo fracturado del hueso o presentar una herida profunda que llega hasta la fractura.
La manipulación de la fractura vuelve
a
cobrar una gran importancia, ya que un mal movimiento, además de poder lesionar los vasos y los nervios, puede transformar una fractura cerrada en abierta, originándose un daño adicional.