DEPRESIÓN POSPARTO



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DEPRESIÓN POSPARTO
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Es normal, no te angusties y le sucede a la mayoría de las madres, sobre todo cuando tienen a su primer hijo. Y es que tener un hijo después del agotador embarazo, puede ser para algunas difícil de sobrellevar y además genera en todas muchas tensiones.

Lo importante es que expreses tus sentimientos e inquietudes y no te sientas culpable, tener un hijo es una gran responsabilidad y aunque lo queramos mucho y lo hayamos deseado enormemente, el verlo ahí indefenso, hambriento, deseoso de obtener los cuidados y la atención necesaria para crecer sano no es fácil, sobre todo porque tú aún no te has recuperado totalmente. Pero si la depresión es muy fuerte, no dejes de pedir ayuda profesional, para que tú puedas ayudar también a tu bebé.

La depresión posparto, es un trastorno que se presenta en ciertas madres después del nacimiento de su hijo y aunque es normal, les afecta más a las madres primerizas, solteras, divorciadas, viudas, que no tienen apoyo de su pareja o a las que tienen tendencia a deprimirse fácilmente.

La causa no se conoce con exactitud, pero se cree que se debe a cambios que se producen en los neurotransmisores del sistema nervioso (sustancia que llevan información de una neurona a otra) como resultado de las bruscas modificaciones hormonales que tienen lugar después del parto.

También se atribuye a factores como el agotamiento físico, el sueño interrumpido, el temor de no hacerse cargo del bebé de manera adecuada o a la pérdida del estilo de vida anterior.

Las alteraciones del estado de ánimo después del parto se clasifican por su intensidad, duración y síntomas, en: tristeza, depresión y psicosis posparto.

La tristeza o melancolía de la maternidad es la más frecuente y dura poco tiempo, no requiere tratamiento, pero es importante recibir el apoyo de la familia. Se caracteriza por llanto, irritabilidad, hipersensibilidad, tristeza, ansiedad, insomnio, cambios de humor, fatiga, pérdida del apetito sexual, ausencia de sentimientos hacia el bebé y otros.

La depresión es un trastorno mayor intensidad, que requiere tratamiento porque origina un malestar considerable en la madre y en su familia, generando casi siempre una negativa relación con el hijo, lo que repercute en su desarrollo integral.

Muchas veces este mal no es diagnosticado debido a que la atención del medico y de la familia se centra en el bienestar del bebé y las nuevas mamás, no manifiestan sus sentimientos, porque temen ser incomprendidas o que las juzguen negativamente. En estos casos, el tratamiento incluye psicoterapia, en la que conviene que participe la pareja y en casos severos el uso de antidepresivos.

La psicosis, es poco frecuente. Inicia en primeros tres meses después del parto y se caracteriza por una desconexión con la realidad, alucinaciones, delirio de persecución, insomnio y una gran inestabilidad emocional. La gravedad de esta enfermedad mental pone en riesgo tanto a la madre como a su pequeño por la posibilidad de negligencia, abuso infantil, infanticidio y / o suicidio.

Si se sospecha la presencia de este trastorno, hay que permitir a la madre expresar sus sentimientos y tratarse lo antes posible, de preferencia involucrando a la pareja, para que comprenda todos los cambios que está pasando y acepte también los que surgen cuando se es papá y el bebé requiere de la mayor parte del tiempo de la pareja.

No es posible evitar la depresión, pero durante el embarazo es conveniente prepararse para los numerosos cambios de estilo de vida que van a surgir. Se sugiere:

Informarse bien acerca de las manifestaciones y alteraciones depresivas posparto.

Cuidar la alimentación, ya que ciertas deficiencias nutrimentales pueden producir un desequilibrio hormonal mayor. Controlar mucho los alimentos que contienen cobre, al mismo tiempo que un déficit de los que contienen zinc contribuyen a la depresión. Los alimentos ricos en zinc son los huevos, las semillas de girasol y el pan integral.

Los carbohidratos y las vitaminas del complejo B (B1, B3, B6, B12) ayudan a elevar el ánimo, por lo que se recomienda consumir alimentos como el plátano, el queso fresco, el pavo, los dátiles secos, la levadura de cerveza, la soya, el pescado y en cereales integrales.